top of page
Mujer solamente en bosque

UNAS CUANTAS VERDADES

Unas cuantas verdades hoy te digo.
Cuando luego de entregar tus caricias,
te marchas
una vez satisfecho con momentos gratos,
desapareces,
dejas un huego de frio en mi cuerpo,
las centellas se entristecen.
El rostro no miente,
Los ojos no engañan.
Veo el desgano al decirme adiós.
Se pinta de violeta tu mirada,
y una mueca infinitamente indescifrable 
se posa en tu semblante.
Hasta que me vuelvas a desear,
hasta que recuerdes
la total entrega de mi cuerpo en esperas,
siempre en esperas,
con el frio congelando mi vientre,
con la angustia aguijoneándome el pecho.
Pero un día diré: ¡basta ya!
Recoge tu egoísmo y márchate.
Trataré de acostumbrarme a la soledad
que me habita, 
aun cuando estás aquí,
coronando de amarguras mi frente
en este mi maldito lecho.

Carmen Amaralis Vega

Colibrí azul

SOBREVUELO EN LA PRIMAVERA

Sobrevolé la primavera tomada de tu mano, aterrizamos en castillos de cristales verdes.
En jardines fluorescentes
acariciaron mi piel pétalos dorados.
Hicimos escalas en manantiales frescos,
bebí con mucha sed del licor del amor.
Embriagada me entregué dichosa,
completa.
De las cumbres más altas no había caída.
Eso pensé.
Pero todo acaba,
me equivoqué.
En remolinos amargos se fue desvaneciendo el encanto.
Llegué a pensar que estaba loca,
subir tan alto no era bueno,
arriesgaba la alegría eterna de mi alma.
supurando tristezas,
desvelada en quebrantos,
amortajada en recuerdos hermosos,
espejismos lejanos.
Enardecida sobrevolé la primavera.
Ahora de aquel jardín 
solo me queda recoger pétalos secos
anegada y mustia en lenta espera.

Carmen Amaralis Vega

Una mano que ayuda

PRECISO AYUDA

Desencadeno mi cuerpo,
permito que el aroma de cada flor
me ayude a volar. 
Renovaré los espacios libres que poseo,
que el polvo no cubra los sentimientos. 
Que brillen con luces prístinas, 
y los colores devuelvan vida a mis ojos.
Que un arco iris se deslice entre mis manos
ofreciendo alegrías,
esperanzas que titilen al otro lado del espejo.
Deseo se abran las compuertas 
que contiene el júbilo escondido de mi espíritu, 
y un festín deleite a los querubines,
las hadas, y los elfos.
Que la magia de la vida nos cubra de consuelo,
y la risa se pose en los rostros,
se curen las lacras, 
se restablezca la bondad infinita.
No pido mucho, 
preciso ayuda, es válido.
No será difícil 
desencadenar mi cuerpo.


Carmen Amaralis Vega

Lone Walk

MALDITA SOLEDAD

Los demonios y las hadas se han confabulado.
En remolino bailan sobre mi cabeza.
Sus carcajadas me impiden pensar.
Impiden poder decidir dirigirme hacia mis deseos.
Sus ojos lanzan rayos de fuego,
encienden mis caminos,
me torturan.
Imposible alcanzar el delicado contacto con tu alma.
Imposible colocar mis manos en el cántaro de la pasión
sin que se desborden los anhelos.
Malditos demonios,
siempre atentos para torturarme,
para desgarrar el velo de mis sueños,
y alejar el aroma de tu rosa de Libia.
Reniego de mis hadas, 
son sus cómplices perversas.
Juntas detiene hasta mi sombra,
esa que no cesa en su afán de encontrar dicha,
consuelo en los delirios.
Tendré que conformarme con la amargura
que me ofrecen los elfos
en esta maldita soledad del ser.

Carmen Amaralis Vega

Pareja de la mano

TE TUVE ESCLAVO

Te tuve esclavo de mis deseos,
eras muñeco de lana entre mis manos.
Podía leer en tus ojos
el inmenso amor tratando de dibujar
fractales en mi corazón.
Nuestras alas nos llevaron lejos,
muy lejos.
Sobrevolamos juntos canales hermosos,
montañas nevadas,
cristales sobre las cabezas
lacerando la inquietud del miedo.
Pero algo faltaba,
No bastaban las plazas y las catedrales.
No bastaban las perlas del mar profundo,
ni el cuarzo azul de aquel volcán en llamas.
Todo cansa.
Un hueco negro absorbía la energía del placer.
El vertiginoso rodar de la vida
rompía en pedazos al destino.
Entre nubarrones se quebraba 
el lazo infinito que deseabas. 
Faltaba algo, 
Tal vez la esencia mística 
del verdadero amor.

Carmen Amaralis Vega

boda al aire libre

INSEGURIDAD

Desperté en las sombras tibias de tus brazos,
una delicada luz cubrió mi piel.
Me arropaban los pétalos de tu alma.
Sentí la tibieza al abrir los ojos.
Tu rostro, tus manos,
todo tú quería tenerme 
con hojas de oro sobre mi cabeza.
Hojas ondulando con mis movimientos.
Tus ojos
contemplando las expresiones.
La dicha tenía nombre,
también traía dudas, penumbras.
Alas revoloteando sobre Mi destino, 
dudas flotantes, 
colmadas de preguntas.
Un festín prometido mantenía el interés, 
mientras contaba segundos 
derretidos sobre el tiempo, 
esperando se cuaje la forma del amor.


Carmen Amaralis Vega

bottom of page